Erase una vez una hermosa princesa muy hermosa e inteligente. Ella, sin vestir como la realeza, dejaba ver su estirpe en sus razgos refinados y su andar. Parecía levitar entre el resto de los seres que la rodeaban.
A pesar de que los años pasaban, la princesa se volvía cada día más bella. Tenía un príncipe que solo miraba alrededor para confirmar que su compañera seguía siendo la más bella del reino. Él hacía todo cuanto estaba a su alcance para que ella fuera feliz.
Un día una niña mujer conoció a la princesa y decidió que sería como ella. Corrió al regazo de su madre y le contó su sueño, su madre le compró un vestido muy blanco de princesa, pero la niña no se conformó. Ella no era bella ni levitaba al andar, además no tenía un príncipe que la hiciese feliz. Nada pudo hacer, a pesar de su esfuerzo para conseguir esos dones que vienen dados.
"Al menos me quedaré con el príncipe" pensó. Así pasaron muchas lunas. Siempre que podía intentaba llamar la atención de él, se mostraba sensual y trataba de conquistarlo con su cuerpo joven.
Luego de tanto hacer, el príncipe le habló. Dio señales de que sabía de su existencia. Pero la niña casi mujer se enojó porque no pudo enamorarlo ¡a pesar de su juventud!
Nuevamente corrió a llorar al regazo de su madre. Entonces ellas intentaron envenenar a la hermosa princesa. Si lo lograban la joven podría quedarse con las migajas del príncipe.
La princesa se enfermó pero su compañero la curó sabiendo que no podría vivir sin ella.
La madre bruja y la niña casi bruja se enfermaron de envidia viendo el amor y la felicidad de la corte, la que nunca podrían quebrar.
Colorin colorado ésta historia se ha terminado, pero nos queda una moraleja:
LAS PRINCESAS PRINCESAS SON, LOS SAPOS SAPOS SON.
LAS BRUJAS PODRÁN COCINAR MUCHAS POCIONES, PERO NUNCA PODRÁN CONTRA EL AMOR Y LA FELICIDAD.