Blanco y Negro

Blanco y Negro
Juntos... un huracán...

jueves, noviembre 29, 2007

SIEMPRE EL MISMO SENTIMIENTO DE PÉRDIDA ...

Se va el año. Estoy feliz por la primavera en pleno, el calorcito que augura un buen verano de sol, las clases que terminan y los días largos. Estoy feliz porque comienzo una nueva temporada de trabajo y de descanso conjugados, de días de playa hasta la nochecita, de baños en el mar y de largas charlas con amigos que se prolongan hasta la madrugada.
Pero toda esa felicidad no logra sacudirme el sentimiento de pérdida... se termina un año más, los días corren desesperados y no puedo hacer nada para prolongar un minuto más allá de sus sesenta segundos.
Sé que ya no me queda tiempo para ver y charlar con otros amigos, esos que no veré en lo que queda de éste año. Y quisiera darles un abrazo y decirles que yo estoy igual, aunque no los pueda ver hasta comenzado el otoño y vuelva con miles de nuevos proyectos coloridos y las fuerzas suficientes para comenzar ese año que se me comienza antes de tiempo...

jueves, noviembre 08, 2007

INTERNET... ¿RELACIONES PELIGROSAS?

Lo que nos cuestionamos

Emisor, mensaje, receptor... desde el comienzo, todo se resume a esta vieja ecuación.
Desde que existieron dos humanos sobre la tierra, tuvieron la imperiosa necesidad de comunicarse y pasaron a ser cautivos de esta regla que podría decirse es tan vieja y tan vigente como la vida misma.
Claro que desde entonces a nuestros días, el avance tecnológico ha derrumbado muros, ha borrado fronteras, ha ido abriendo brecha luminosa en la oscura incomunicación.
Atrás han quedado los chasques que, algunos a pie otros a caballo, cruzaban extensos territorios haciendo las veces de emisarios. Al igual que los heraldos que leían comunicados en las plazas de las ciudades. O los juglares que, con gracia, recorrían tierra por tierra llevando las novedades de lejanos lugares.
A medida que la industria transportista fue avanzando también la comunicación cobró nueva renovación y un mayor acercamiento Las distancias, parecían menores.
La llegada del telégrafo, y a posterior el teléfono, siguieron avanzando en la comunicación de manera vertiginosa que parece, aun hoy, no detenerse.
Esa misma tecnología que corre a pasos agigantados, un día nos ofreció la telefonía celular, también nos dio una nueva, y la más poderosa herramienta: internet.
Ese bicho raro que si bien conocemos todos y en sus inicios mirábamos de lejos. Hoy sabemos que nadie puede estar ajeno a él, en algún momento por más que queramos escaparle vamos a necesitarlo. Ya sea para buscar información, trabajo, precios, por el simple hecho de conocer lugares nuevos, distenderse. Incluso, cuando nuestro corazoncito se encuentre muy muy solito, la nueva herramienta de la comunicación abre una puerta para que pueda, ocasionalmente, encontrar algún alma solitaria que se encuentre navegando por los oscuros rincones de la web.
Internet es la herramienta de comunicación más poderosa de las que han existido hasta nuestros días. Desde que comenzó a expandirse a nivel usuario, hasta hoy, son millones en todo el mundo quienes acceden a ella. Y cada día, miles de nuevos usuarios comienzan un recorrido sin retorno.
Desde ese inicio, hasta hoy, mucha agua ha pasado bajo el puente. Hoy, la comunicación global se extiende. Personas de todas las edades comienzan a usarla como una herramienta de comunicación instantánea. Quizá el primer paso sea el correo electrónico, pero en seguida aprenden el uso de la mensajería instantánea y las diferentes posibilidades que ésta brinda. Los usuarios han ido encontrando muchas utilidades que no estaban pensadas a la hora de su creación. Y a partir de ello, se han creado portales que, de una manera más eficiente van brindando los servicios.
Quienes tienen las posibilidades económicas, han cambiado una pantalla por otra. Hasta no hace mucho, era la televisión la compañía de cualquier persona que se sentía sola. Incluso si no había nada interesante para ver.
Dice Sábato, en “La resistencia” “La televisión nos tantaliza, quedamos como prendados de ella. Éste efecto entre mágico y maléfico es obra, creo, del exceso de la luz una intensidad de la luz que nos toma.”
La televisión fue el paso previo. Ahora, la posibilidad está en la comunicación. A través de Internet, tenemos a otro, que, aunque esté a miles de quilómetros de distancia, está con nosotros a tiempo real. Ese otro nos acompaña, nos alienta, nos aconseja y hasta nos puede trasmitir sentimientos.
Hoy, en cualquier lugar del mundo, podemos ver los flujos que se dan en Internet, sin límites. Podemos ver actuar a quienes tienen una conexión en su casa, y también a aquellos que se movilizan día a día hacia un cyber para lograr la comunicación. Vemos usuarios que tienen como prioridad en el uso lo que tiene que ver con la información que se encuentra en la red, otros que utilizan la herramienta sólo de una manera lúdica, y aquellos que la utilizan como medio de vida, o al menos, eso intentan. Pero, la mayoría de los usuarios de ésta herramienta, la gran mayoría, utilizan el sistema de mensajería instantánea para comunicarse. Y un gran porcentaje de ellos sin importar su nivel socio cultural, también han experimentado el mantener algún tipo de relación virtual.
El peor peligro que corren quienes están muchas horas frente a una pantalla conectados al mundo, creo, que es la de confundir la realidad. Es el creer que todo lo que sucede en Internet es tan tangible como la vida misma.
Muchas preguntas pueden surgir y quisiéra intentar responderlas, aunque no de forma categórica, ya que éste fenómeno es muy joven aun, aunque lleve algunos años de iniciado.
¿Existe en algunos casos una incapacidad de confundir el mundo real con el virtual?
¿Por qué muchos prefieren relacionarse con alguien totalmente desconocido, en lugar de hacerlo con aquellos que tiene alrededor?
¿Qué tipo de vínculos podemos encontrar?

¿Búsqueda o encuentro?
Los compañeros de trabajo, del club, de estudio. Todos ellos conforman círculos relacionales de los que se logra una mejor relación con algunos, y es con ellos que se construyen otros tipos de vínculos. La amistad viene dada a partir de cosas que se tienen en común con el otro, y con otras que no tanto, pero siempre la amistad se ha dado a partir de unos tiempos compartidos en los que se va conociendo al otro y se va sintiendo cariño hacia él.
Las personas, normalmente, no andan por la vida buscando amigos. Los amigos llegan solos. El sentimiento es aceptado o no. Porque es algo que se da en el encuentro y no en la búsqueda.
Lo mismo sucede con las parejas. Se puede estar disponible, pero no se va por la vida buscando pareja. Es, sin lugar a dudas, otra relación que se da sin búsqueda. Porque aunque existiera esa búsqueda, y, muchas veces existe, lo importante está dado en el encuentro.
A veces andamos tan apurados, marcados por nuestras agendas, que perdemos la oportunidad del maravilloso encuentro con personas con las que nos sentimos bien, y a las que pasan años sin que las volvamos a encontrar. Y alguna de esas veces, corremos para sentarnos frente a una computadora para sólo escribir mensajes y esperar que éstos obtengan su respuesta instantánea.
En Internet, se da la búsqueda como generalidad, a veces, se da el encuentro.
Algunos buscan, otros sólo encuentran sin buscar. En ambos casos, la mayoría de las veces, hay un denominador común: la soledad. Existen algunos casos en los que los encuentros se dan sin búsqueda. Quizá en esos casos el detonante no sea la soledad, sino simplemente una coincidencia de personas.
En una de las entrevistas que realicé para llevar a cabo ésta investigación, el entrevistado me decía:
“… en mi caso, el encuentro se dio sin que ninguno de los dos lo estuviéramos buscando. “
Otro, sólo con el nick podemos determinarlo. La pregunta no tiene sentido. El nick al que hacemos referencia es: “buscanoche”… Él busca, ¿qué es lo buscado? Su respuesta no deja dudas:
“el poder de seducción en su máximo exponente (…) me di cuenta que podía seducir sin ser infiel”
A la pregunta sobre el sentimiento de soledad, respondió:
“yo no estoy solo (…) ni lo estoy ni me siento (…) mi búsqueda no es para llenar la soledad, y te podría decir que no es una búsqueda, es una vidriera, te podría decir que yo me expongo, son otros los que compran…”
Otros entrevistados afirman que la soledad es una causa muy importante en sus tiempos de conexión y en la calidad de la misma. Hay, en éstos casos, una búsqueda consciente de contactos.
“mi abuela prendía la radio para que le hiciera compañía, mi madre la televisión, yo la pc”
“yo me conecto porque estoy sola, me siento sola”
En algunos casos los entrevistados son conscientes del sentimiento de soledad. En otros casos, se habla de aburrimiento.
“yo paso todas las horas que paso chateando porque me aburro (…) no me gusta leer, ni salir (…) comencé chateando en salas de Chat, luego fui agregando contactos al MSN (…) cuando me aburro de algún contacto lo borro. Pero siempre tengo contactos nuevos.”
La soledad, sin dudas está presente a la hora de buscar en la red lo que no se consigue personalmente. Como puede ser un buen diálogo, alguien que entienda y aconseje.





Vida real vs vida virtual
Son pocas las personas que conozco, que hacen lo imposible por mantener la inteligencia de la especie. Me pregunto si son conscientes de esa misión que cumplen casi como un ritual.
Creo, además que no tiene que ver con un asunto político, tiene más de ideologías de vida. Entonces encontramos que desde cualquier lugar del mundo hay quienes esperan que los niños dejen de ser educados a través de los mass media, cuando muchos otros congéneres luchan por encontrar una forma de llegar a la educación formal a través de una pantalla.
¿Es que no perciben que la educación formal es la encargada de la socialización en primerísima instancia? Y su principal tarea.
Me asusta ver que hay cientos de niños, ¿qué digo cientos? Miles de niños frente a pantallas de cualquier cosa, pero pantallas al fin, durante un hermoso día de sol, en vez de estar jugando en la vereda o una plaza cercana con otros niños que son tangibles, y no virtuales.
Se habla de que la solución al problema del desempleo pasa por lograr disminución de los horarios de trabajo y la creación de turnos -todo esto es muy prendido con alfileres en los países periféricos- sin disminución de los salarios, y de la una relación laboral a distancia cuando ésta es posible. Mi espíritu se revuelca en una dicotomía. Por un lado siento que sería una gran solución para que la gente pudiera aprovechar de más tiempo de ocio. Pero por otro lado tengo un terrible miedo. Hoy la mayoría de los seres humanos utilizan la mayor cantidad de ocio del que disponen para sentarse frente a una pantalla, ya sea de televisión o la computadora, o de un videojuego. La gente se conoce virtualmente, y virtualmente forma parejas. Son muy pocos los que hacen uso de un ocio creativo.
Se le da tan poca importancia a sentarse con alguien frente a frente, café mediante para sostener una charla, que realmente me siento fuera de espacio y tiempo. También siento añoranza cuando veo pasar al cartero, de mañana -cuando estoy levantada- y lo único que reparte son facturas. Porque tenía una emoción especial abrir un sobre, y hacer una lista instantanea con quiénes están lejos, y así a través de la letra adivinar el remitente de la misma. Queda todo en un plano tan impersonal, que a veces no tiene sentido recibir los mensajes. Tiene algunas ventajas de las cuales doy cuenta día a día cuando intento comunicarme con amigos que están en cualquier otro lugar del mundo: en pocos segundos están recibiendo lo que les envío, es mucho más barato y se puede mandar una carta larguísima sin costo casi. Además, si sabés qué información te interesa, podés revisarla y encontrar lo último que se editó al respecto.
Vuelvo por enésima vez a leer “La resistencia” de Sábato y, aunque lo encuentro demasiado radical frente a algunos conceptos todavía mantengo que es mi libro de cabecera en éste momento.
Doy un salto que me lleva hasta Sartori, ese italiano contemporáneo, liberal a ultranza pero que si logramos leerlo a pesar de todo, encontramos que lucha desde su espacio por lograr el giro necesario para que el “homosapiens” no se convierta en “homovidens”. Y el planteo de éste último es que luchemos cuanto nos sea posible para que las generaciones actuales y futuras logren mantener lo que según él se está perdiendo con la imagen que es el poder de abstracción. Esa percepción la vierte en más de uno de sus libros.
Claro está que ninguno de éstos dos, ni muchos otros intelectuales llegan a todos. Gritan, piden socorro a su manera. Pero son solo aquellos que se sientan a disfrutar de unas horas de lectura quienes lo comprenden. Los más, no dan cuenta de éste pedido de socorro.
Hace unos pocos días, observando una sala de juegos con Chat, me sorprendió la reacción de una chica de veinticinco años. La observación implica determinada constancia, por lo que uno, termina conociendo “virtualmente” a los asiduos a la sala.
Ésta chica, tiene estudios terciarios avanzados, y que normalmente tiene intervenciones muy inteligentes en el diálogo, además de declarar que tiene “una hermosa vida real”.
La misma chica se sintió dolida al descubrir que uno de sus contactos de MSN, a quien había conocido en esa sala, tenía pareja en la vida real. Se sintió engañada. Descubrió que esa persona era un seductor más de los que hay en la red.
Esto me llevó a pensar que en muchos casos existe una confusión de vidas. Esperamos que aquel que está del otro lado nos sea, en algunos casos, amante fiel, que olviden que tienen una vida real y se ocupen de nosotros cuando y como los necesitamos.


Personaje, vestuario, escenario. . . todo pronto
Para Goffman, cada persona crea su personaje según sea el público que tendrá adelante, que son a quienes tendrá que convencer de la integridad de su actuación.
Normalmente en nuestra vida, actuamos. Nos vestimos y peinamos con la intención de convencer al otro del papel que estamos actuando. A veces también va por nuestra cuenta el escenario que utilizamos. Para Goffman el escenario mejor creado por las personas, es el living de su casa, o sea, el lugar donde están dispuestos a recibir a quienes lleguen hasta allí.
La mayoría de las veces, los actores terminan asimilando a su personaje más vivido. Pero siempre habrá una careta que no deje ver al verdadero actor.
Internet da la infinita posibilidad del anonimato. Podemos ser quienes somos, quienes queremos ser, mucho mejores que en la realidad, o mucho peores. Todo depende de la imagen que nos inventemos. Esa es una de las mayores ventajas de Internet. Podemos, durante cierto tiempo, jugar con ello. Podemos ser quienes queramos dentro de ciertos límites. Esos límites son los nuestros propios. En cuanto a lo físico no habría problema. Se salva con una foto ajena. Una imposibilidad de aparecer frente a la webcam.
Los verdaderos límites están dados en lo intelectual. Alguien que cursó hasta primer ciclo de secundaria puede decir que es profesional, pero esa mentira no es sustentable a menos que esa persona en cuestión tenga muy buena formación extra académica. Sino sólo pasará a ser una mentira con patas muy cortas. La forma de expresión varía, se puede llegar a ocultar mientras la comunicación es esporádica y dentro de ciertos límites. Luego, se pierden poses.


Relaciones de pareja
Todo cambia con el correr del tiempo y así como con las comunicaciones, sucede con las relaciones.
En el siglo diecinueve las relaciones eran un arreglo de las familias. Los verdaderos protagonistas de las mismas no tenían el derecho de elegir quién sería su pareja. Eran dos perfectos desconocidos que quizá lograran tener una relación armoniosa y de cariño en la mayoría de los casos y una ínfima parte podía llegar a enamorarse del otro.
Luego fueron los mismos interesados, quienes eligieran a su pareja, pero esto dentro de cierto grupo que era el que se correspondía con el círculo social de pertenencia. Así, poco a poco se llegó a la decisión libre sobre con quienes establecer el vínculo.
Es normal el cambio en las formas de relacionamiento en la conformación de una pareja. Pero en todos los casos las personas se conocían en un contacto cara a cara, luego de ello más tarde o más temprano se lograba un conocimiento general sobre el otro y se llegaba a una comunión de cuerpos y espíritus. Sólo luego de pasado bastante tiempo, irían llegando las miserias una a una.
En las parejas que se forman a partir de una relación cara a cara, las imperfecciones y las miserias comienzan a aparecer cuando ya existe una comunión. No hablamos sólo de la relación física, sino de ese estado de enamoramiento en el que todo es perfecto en el otro, incluso lo que no gusta.
Cualquier mal entendido puede borrarse con una mirada a los ojos, un tomarse las manos, un abrazo, un beso. El contacto físico o visual directo puede hablar más que cualquier otra cosa.
En la red, las parejas se forman, y en éstas, los integrantes no se conocen personalmente. Es más, llegan a pasar incluso años, antes de un contacto cara a cara y en algunos casos la pareja llega a formarse y desintegrarse antes de que esto ocurra.
Desde mi punto de vista, es una forma de callar la soledad o las angustias que existen dentro de cada uno de nosotros. Es el amor inventado que se da sólo a partir de una situación de desestabilidad psíquica de entorno emocional.
Una mujer de treinta y ocho años, casada, me decía:
“Yo me inventé ese amor, físicamente nunca me habría atraído. En cuanto a lo ideológico teníamos más cosas que nos separaban de las que nos unían. Pero me hacía sentir bien leerlo. Siempre tenía una palabra especial para mí. Cuando estaba de bajón, él era quien me levantaba (…) incluso llegué a sufrir mucho cuando uno de los dos no podía conectarse (…) un día dije basta, un amigo se sentó conmigo y me dio todo su apoyo, yo creí que sería imposible. Pero no. Pude sacarlo totalmente de mi vida, y en ese momento me di cuenta que todo era inventado. Pude borrarlo. Pude vivir sin saber más nada de él.”
Sólo es necesario encontrar a otra persona que quiera escuchar, que logre acariciar el alma para que no importe ni su aspecto físico ni el lugar del mundo en que se encuentre, aunque sea el más alejado.
Normalmente, esperamos que aquel que está del otro lado nos sea amantes fieles, que olviden que tienen una vida real y se ocupen de nosotros cuando y como los necesitamos. Este tipo de situaciones no se daban antes de internet. Una persona podía sentirse muy atraída por otra desconocida, de éstos, algunos casos patológicos podían presentar algún problema pero no era algo que se pudiera generalizar.
Con el uso de internet, todos creemos que nos conocemos profundamente con nuestro contacto y también podemos soñar en tenerlo como pareja. Pero todo se nos cae al suelo cuando aparece algo de la vida real del otro, que nos rompe el equilibrio.
La mayoría de las veces, se llega al chat, tanto público como privado, por una carencia en cuanto a la comunicación con quienes rodean al individuo. En el caso de quienes conforman relaciones de pareja, llegan con carencias ya sea porque no tienen una pareja estable y cuando sí la tienen, existe un sentimiento de soledad, de todas formas. La falta de comunicación se puede dar por diferentes motivos. No vamos a profundizar en ello. Pero se llega con determinada carga afectiva que influirá en todo el proceso.
Como ya lo vimos, en muchos casos una de las partes, al menos, está involucrada en una pareja real. Esto no cambia en nada el desarrollo de una relación virtual.
Existe la necesidad del engaño sutil. Es una forma de engañar y no. Todo depende de con qué cristal se lo mire.
Existen muchas parejas que se conocen en la red. La distancia física, ya no es obstáculo para comenzar con una relación de pareja. Hay para ello portales específicos, también existen muchos otros sitios donde las personas se conocen forman círculos relacionales y pueden llegar al tipo de relación de pareja, sin haberse visto las caras frente a frente, nunca. En muchos de éstos casos la situación se resuelve de una forma muy parecida a las otras, sobre todo cuando la distancia física no es tanta y uno de los dos puede movilizarse fácilmente.
Esto, no sólo es un cambio en lo que tiene que ver con la formación de una relación, cambian todos los parámetros de la misma.
En éste nuevo tipo de parejas, donde el contacto físico no está dado, la aparición de las miserias se da antes que la comunión de almas. Por otro lado, es inexistente la posibilidad de una mirada franca, directa. Todo contacto queda intermediado por la tecnología. Esa misma que les da la posibilidad de existir como pareja les impide resolver ciertas situaciones de la mejor forma.
La globalización nos golpea y ésta sí, sin intermediarios. Creemos que todo es tan global, nos comunicamos en tiempo real, sabemos que el otro nos está leyendo o escuchando en el momento en que escribimos o hablamos. Todo es posible, hoy.
Perdemos la noción de espacio. Esto tiene sus ventajas y sus contras. Podemos conocernos, comunicarnos, intercambiar puntos de vista. Pero el que está del otro lado, si bien existe, no es tangible. No es inmediatamente tangible. Las necesidades, entonces, también cambian y se canalizan de otras formas.
En algunos casos en que la posibilidad del encuentro físico es poco probable, la relación puede mantenerse de todas formas. Mientras van estudiando la forma de hacer posible el encuentro o no depende del tipo de relación.
“... lo que pido desde el comienzo, es que no debemos comprometernos a la fidelidad, la física. Sobre todo por él, para que no se sienta culpable si llega a tener algo” eso comenta una entrevistada de 52 años que mantiene una relación de pareja desde hace más de seis meses con alguien que vive del otro lado del mundo.
“...llegó a proponerme que sólo lo tuviera a él en msn, algo así como la exclusividad” En éste tipo de parejas, la inseguridad es parte de la relación. Ninguno sabe lo que el otro hace, lo que sí sabe es lo que el otro declara.
Esta entrevistada comenzó su relación y en una semana estaba en un compromiso diario de chat durante alrededor de cinco horas diarias. Una dependencia absoluta. Poco a poco tuvo que comenzar a romper con la misma porque se le hacía difícil seguir con su vida normal. Su pareja la esperaba a pesar de la diferencia de horarios hasta altas horas de la madrugada, conectado, para que le comentara cómo le había ido en su día. Llegó un momento en el cual se tuvieron que poner días y horas de chat, porque éste estaba influyendo en el desarrollo normal de la vida real.
“Las cosas hay que tomárselas tranquilamente. Él se desespera por arreglar todo para venirse. Yo creo que hay que manejarse con lo que hay. Sin pensar y enloquecerse por el futuro. El futuro llega solo. Ahí veremos si nos encontraremos y si seguiremos con ésta relación. Esto me hace bien, ahora, con eso me basta.”
Éste es el caso de dos adultos, que ya tienen experiencia de vida, que se encontraron circunstancialmente. Ella no solía chatear, una persona en común pensó que debía ponerlos en contacto porque tenían algunos intereses comunes. No existió en principio un intento de encontrar el alma gemela, sólo la comunicación entre dos personas que hablaban de cierto tema.
Pero, ese contacto circunstancial llevó a una relación, y ésta a la dependencia.
Otro entrevistado, un joven de 24 años, hace cuatro años que tiene una relación estable con una chica de su misma edad, que vive en Europa. En el caso de ellos al tiempo de comenzar con la relación virtual, comenzaron a intercalar viajes y convivencias que duran alrededor de un mes cada seis meses.
“...es todo muy artificial, hacés todo para estar lo más posible complaciendo al otro, llega un momento en que no lo soportás más, necesitás recuperar tu vida.” Ese comportamiento se vuelve enfermizo, no es natural, como él mismo dice.
“Éste último viaje lo tomé como experimento. Hice de cuenta que ya estaba viviendo allá. Me sentí bajo la lupa de su familia todo el tiempo, pero, a su vez también los puse bajo mi lupa (...) la relación ya no da para más. Yo no quiero vivir así. . . ella no se va a venir acá, ninguno de los dos está dispuesto a dejar su vida por una vida compartida”
El conformar una pareja tangible, además de real en éstos casos, incluye el que uno de los dos deje su vida, que aunque sea en forma parcial, ya está hecha en un mundo que no es común. Uno debe abandonar familia, amigos, lugares. Hay que estar muy dispuesto a ello. El amor debe sustituir todo el resto. No es como en las relaciones normales que se conforman en los mismos espacios y a la que cada uno de ellos llega con sus círculos de pertenencia activos.

Un nuevo seductor
En éste caso, no puedo proponer una comparación. El tipo que voy a describir sólo puede recrearse a si mismo detrás de cierto anonimato. Navega de una relación a otra sin comprometerse con ninguna. El único compromiso es consigo mismo.
Lo que lleva a esto es la necesidad incontenible de seducir. Cuando una relación les trae problemas o les aburre, buscan otro objeto de seducción. Éstos últimos son personas que tienen algún tipo de adicción.
Un tipo muy común con el que nos podemos encontrar es el coleccionista. Trataremos de dar una explicación clara de cómo funciona éste tipo de personaje que podemos encontrar en cualquier lugar de la web.
“... yo estoy en internet, las mujeres están, el resto es todo magia...”
A la pregunta sobre la preferencia de las mujeres en sus contactos, responde:
“con los hombres, me gusta jugar al fútbol, pero para hablar, siempre prefiero una mujer”
Comienzan con una seducción indiscriminada. Tendrán tiempo de seleccionar luego. En los casos en los que la intención es mantener relaciones por internet, y solo eso, muchas veces se mantienen varias al mismo tiempo. Cuando el contacto preferido no está conectado, otro puede sustituirlo fácilmente. La búsqueda en ese caso es autocomplacerse en el juego de seducción. Siempre hay un contacto al que se prefiere, al que se le dan ciertas concesiones o se les entrega un poco más, pero a la falta de éste, cualquiera puede ocupar el lugar sin que se pierda el objeto y sin que el seductor sienta la pérdida. El objeto es seducir.
Beatriz Sarlo nos habla de los coleccionistas al revés y creemos que es una buena definición de nuestro coleccionista de seducciones. Éstos, dice, en lugar de coleccionar objetos, colecciona actos de adquisición de objetos.
Así, para el coleccionista de seducciones lo importante es el acto de seducir. Y pierde interés por cada contacto, cuando ya sobrepasan determinado límite o buscan demasiada atención.
“.. no busco la inteligencia, ni siquiera la belleza, se da algunas veces, o no se da, no importa. Si la inteligencia se da, ahí pasás a la “víctima” a otra categoría. Si la inteligencia no se da, seguís la joda durante el tiempo que se de y hasta donde se de”
“El coleccionista al revés sabe que los objetos que adquieren se deprecian desde el instante mismo en que los toca con sus manos (...) una vez adquiridas, las mercancías pierden su alma (...)su deseo no tiene objeto que pueda conformarlo, porque siempre habrá otro objeto que lo llame.”
Es así como funciona. La importancia está dada en el proceso de seducción. Una vez que el otro está seducido, pierde todo interés. A veces mantienen el contacto como un trofeo, siempre y cuando el otro sea manejable, no le puedan complicar la vida, sino serán eliminados de su lista.
“hay mujeres que quieren casi exigir exclusividad, ahí es cuando ponés el freno porque podés llegar a hacer pelota a alguien, y eso no me gusta... así que con mucho tacto, hacés tratarla de entender que esto es un juego... si no lográs eso no tenés más remedio que eliminarla de tus contactos o no admitirla”
No buscan una relación tangible, si tienen la oportunidad la desechan, frente a la pregunta sobre si pensó en algún momento tener una relación tangible con alguno de sus contactos, uno de los entrevistados respondió:
“puedo tener la oportunidad si quisiera, pero eso rompería toda la magia”
A la hora de elegir un contacto, no interesa si el que está del otro lado es casado o no, la respuesta en éste caso fue:
“hay una frase que siempre me da resultado en esos casos, me encantan las mujeres casadas, porque vienen a cenar y no se quedan a desayunar”
Algunos sólo se sienten lo suficientemente solos como para establecer contacto con otros quienes le servirán como contención. No buscan una relación especial. En ésta situación, los individuos buscan el encuentro con sus pares, alguien a quien contarle sus problemas y a quien escuchar. Que no lo juzgue, pero también que pueda aconsejarlo. En estos casos, el coleccionista funciona conteniendo al otro, parte de su trabajo de seducción se da en esa forma. Muchas de sus “víctimas” cuentan los problemas que existen con su pareja real, los más mentados son los problemas de orden sexual, puede ser falta de sexo, o cualquier disfunción que se convierta en problema. El que está del otro lado, recibe todo el caudal de problemas y aconseja dentro de sus posibilidades o dentro de sus intereses. Éste puede estar leyendo y tratando de ayudar, o utilizando ese tiempo como lúdico perverso. Pero el que confiesa sus problemas encuentra alguien que lo lea y que no tendrá la necesidad ni la posibilidad de verlo frente a frente luego de esa charla.

En lo personal. . .
Creo que, como ya lo he dicho más arriba, se nos ha abierto un mundo de posibilidades. Todavía no las estamos desarrollando al máximo.
Pero me gustaría dar mi punto de vista en cuanto a lo que se refiere a las relaciones en internet.
Yo pienso que si bien existen muchas parejas que se conforman a partir del contacto en internet, también debería aceptar que la mayoría de ellas se crean, recrean y hasta llegan a su fin mediante ese contacto tan alejado de lo personal.
No creo equivocarme al pensar que, cuando se llega a un vínculo de éste tipo, es a partir de una creación. Todo el vínculo es ficticio aunque la obra está bien representada por ambos actores, y llegue un momento en que los dos estarían identificándose con sus personajes. Cada uno está inventándose su personaje está, en cierta medida, inventando al otro y a su vez la invención llega al vínculo entre ambos. Al igual que el coleccionista de seducciones se inventa a sí mismo, y encuentra la forma de seducir sin sentir que está engañando.
El peligro, que nos acecha a todos, es el de comenzar a depender de lo que es sólo una herramienta. Debemos pensar en que ésta es muy buena en muchísimas cosas como puede ser el mejorar la calidad de nuestro trabajo, darnos un espacio lúdico, mantener la comunicación con otros y complementar la educación de nuestros hijos. También puede ser la que destruya la verdadera socialización de los individuos. Es bueno socializar en internet, pero mucho mejor es sentarse frente a frente con los que tenemos esa posibilidad, y tomarnos un café, hablando de cosas que nos interesan y de nuestros sentimientos. De ésta forma tenemos la oportunidad de ser contención real para el otro y a su vez sentirnos contenidos cuando nos sea necesario. Mucho más importante es tener en cuenta esto, si hablamos de los niños. Éstos necesitan el socializar con otros niños tan de carne y hueso como ellos. Y así como es bueno que aprendan habilidades en los juegos virtuales que se les presentan también lo es que pateen una pelota o bañen a una muñeca que también les ayudará a crecer en habilidades tan necesarias como las otras.
Nada puede sustituir la mirada a los ojos, el abrazo y muchos otros gestos, que nunca podrán ser tan reales desde el otro lado de una pantalla.